Por Nacho Palou — 11 de septiembre de 2015

El arte japonés del papel recortado, el kirigami, aplicado a una panel de solar plano pero flexible, consigue que éste pueda doblarse de forma ‘programada’ y seguir el movimiento (aparente) del sol en el cielo, aumentando la eficiencia en la producción de electricidad de entre un 20 y un 40 por ciento con respecto a un panel solar fijo convencional.

Los paneles solares fijos, aún orientados de la mejor manera, captan y convierten en electricidad sólo una pequeña parte de la energía solar. Los paneles solares motorizados, que se mueven siguiendo los rayos del sol son notablemente más efectivos, y producen hasta un 40 por ciento más de electricidad que los paneles fijos —pero son más aparatosos y caros.

En EE UU los paneles fijos instalados en los tejados de edificios y viviendas suponen, en conjunto, el 85 por ciento del total de la electricidad obtenida del sol.

Así que a medio camino entre ambos tipos de paneles los ingenieros de la Universidad de Michigan han desarrollado paneles solares fijos en cuyo interior las células fotovoltaicas pueden moverse conforme transcurren las horas del día, obteniendo un 36 por ciento más de energía respecto a un panel solar fijo.

El movimiento en el interior del panel —que permanece fijo, por ejemplo sobre el tejado de una vivienda— se consigue utilizando paneles solares flexibles recortados de tal modo que cambian la orientación de las células fotovoltaicas según el movimiento de un mecanismo de raíles que se mueve para captar la máxima cantidad de rayos solares.

En el vídeo de arriba se puede ver cómo la orientación de las celdas solares cambia según el movimiento del mecanismo, mientras que la posición, orientación y el tamaño del panel solar se mantienen constantes.

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