Estos barcos impresos en 3-D que están probando en el laboratorio CSAIL del MIT se han diseñado con varios objetivos en mente. Por un lado pueden servir como medio de transporte. Por otro pueden utilizarse a modo de flotilla que se autoensamble formando estructuras, tales como los mercados móviles que hay en algunas ciudades (Amsterdam, Bangkok, Venecia).
Los barcos a escala tienen una estructura muy simple y van propulsados por cuatro motores; a tamaño real medirían unos 4 metros de eslora. En el laboratorio han trabajado tanto en la forma guiarlos con cierta precisión (utilizando GPS y sensores inerciales) como en su diseño, de modo que encajen unos con otros y puedan formar estructuras.
Todo esto no son más que prototipos, pero la idea no deja de ser interesante. En las pruebas comprobaron que no es lo mismo navegar las corrientes del Río Charles que está junto al campus del MIT que los tranquilos canales de una ciudad como Amsterdam. Ahora una de sus mayores preocupaciones es precisamente comprobar qué pasa al fabricarlos a tamaño real y si se puede lidiar con esas fuerzas de forma práctica y sin errores de navegación.