Un grupo de DARPA, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de EE.UU., ha llevado a cabo un juego-experimento-simulación con ayuda de unos 1.000 voluntarios para desplegar en la ciudad de Washington otros tantos detectores de radioactividad y de ese modo dar caza en la historia a un espía-terrorista que amenazaba a la ciudad con una «bomba sucia» radioactiva.
En el artículo que describe las pruebas no se indica si el material radioactivo era real o no (probablemente bastaba que fuera simulado) pero los packs individuales sí que lo eran: 1.000 mochilas equipadas con un teléfono móvil, el software de rastreo y detectores SIGMA, de pequeño tamaño y muy sensibles, que enlazan con el teléfono móvil.
A los participantes se les explicó que la historia era una especie de «caza del espía» y que tenían que seguir las instrucciones e indicaciones del móvil –que emite la información a la red telefónica y desde ahí a un punto central desde donde se coordinan las acciones– para encontrar diversas pistas y llegar al objetivo. Se pasaron dando vueltas por la ciudad todo el día. Como ir buscando pokémones, pero a lo bestia.
El objetivo era probar el software y obtener datos a gran escala de lo que sucede cuando se recibe tanta información de cientos de dispositivos simultáneamente. Esa información debe procesarse en función de la intensidad de la radiación que miden los detectores y de las posiciones de los teléfonos móviles de los participantes. Con estos datos se afinarán los algoritmos en una nueva versión; en 2017 y 2018 planean llevar a cabo nuevas pruebas con más detectores a nivel de una ciudad completa, una región o incluso un estado.