Este artículo se publicó originalmente en Cooking Ideas, un blog de Vodafone donde colaboramos semanalmente con el objetivo de crear historias que «alimenten la mente de ideas».
¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Si planteamos la cuestión en relación con la tecnología y la ciencia-ficción, se le pueden dar muchas vueltas: ¿Surgen los inventos reales a partir de la ciencia-ficción? ¿O es la tecnología moderna la que crea un futuro digno de convertirse en ciencia ficción? Hay algunos casos especialmente curiosos y cuya evolución hemos podido vivir en las últimas décadas, de modo que como buenos geeks podemos examinar lo sucedido con todo detalle gracias a una una de las series favoritas de los fans de todos los tiempos: Star Trek.
Allá a finales de los años 60 el capitán James T. Kirk surcaba el espacio del siglo XXIII para llegar a donde ningún hombre había llegado jamás. En sus aventuras no podía faltar el comunicador, el equivalente a lo que hoy en día sería un teléfono móvil inteligente –tenía hasta geolocalizador y todo– con un diseño que podríamos calificar entre pop-art, vintage y steampunk, a pesar de situarse en un futuro lejano.
No había muchas diferencias entre los comunicadores de Kirk y Spock y los primeros teléfonos móviles de consumo, incluso con los que se comercializan en la actualidad, si nos atenemos al aspecto: una caja rectangular que cabe en la palma de la mano y con una tapa con bisagra para proteger el teclado. Si acaso el de Star Trek sería más tosco todavía, pues no tenía pantalla ni teclado; era más parecido a un walkie-talkie que a lo que hoy sería un móvil. Curiosamente, como walkie-talikes eran los primeros «teléfonos móviles» que existieron desde 1946 hasta mediados de los 80: toscos ladrillos que funcionaban en las bandas de AM/FM/VHF/UHF y que por su tamaño solían ir instalados en coches; pocas personas se los podían permitir en aquella época.
Los teléfonos móviles actuales evolucionaron en diversos formatos, pero curiosamente el formato flip o de bisagra/tapa sigue siendo relativamente popular. Si se observa el aspecto de algunos modelos, especialmente los de Motorola, es fácil apreciar que la similitud con el comunicador de Kirk y compañía es más que notable. ¿Se inspiraron los diseñadores de Motorola en la legendaria serie de televisión? Las réplicas que han creado los aficionados de este comunicación, a veces de forma industrial, son casi infinitas: en versiones de juguete, como USB… Una de mis favoritas es el diseño de Nokia para Star Trek 2009, basadas en su modelo Nokia N76. Eran teléfonos móviles modernos completamente funcionales, pero sólo se construyeron 14 unidades que se subastaron entre los aficionados como conmemoración por el lanzamiento de la película. ¡Quién pudiera haber pillado uno!
El asunto deja entrever otra cuestión simpática, casi se diría que medio paradójica: Si los teléfonos móviles de este tipo –u otras tecnologías que se hayan inspirado en la ficción– perduran en el futuro… ¿No habremos imaginado los artefactos venideros y los estaremos construyendo tal y como realmente van a ser? Entonces… ¿Era esa visión más bien un fiel reflejo de la realidad futurista que un fruto de la imaginación?
Tomemos otro ejemplo de mis ejemplos trekkies favoritos: el PADD de Star Trek: La nueva generación. En la serie original Kirk y Spock todavía usaban papel, lápiz y algo parecido a un telex en sus comunicación (ahí no estuvieron finos los guionistas, pero el presupuesto tampoco daba para mucho). Pero el capitán Jean-Luc Picard y los tripulantes del Enterprise D llevan habitualmente consigo un PADD (Personal Access Display Device, «Dispositivo de Visualización y Acceso Personal») para examinar datos del ordenador, escribir, ver fotos o realizar videoconferencias.
¿PADD? ¿Alguien dijo PADD? ¿O más bien… iPad? El popular tablet de Apple no sólo se parece en el aspecto, sino también en lo que aparentemente serían muchas de las funciones del PADD de Star Trek según los manuales técnicos de la serie. Y si alguien se preocupa por el dominio monopolístico de Apple en ciertos mercados tecnológicos, que tenga cuidado: en el universo Star Trek los PADD los usan todas las razas de la galaxia, desde los sabios vulcanos a los violentos klingons, los temibles cardasianos o las razas del lejano sector Delta.
Los PADD de Star Trek emplean un sistema operativo llamado LCARS que, al igual que sucede con Windows o Mac OS X aquí en la tierra en el siglo XXI tiene una interfaz de usuario característica. Diseñada por Michael Okuda, un tipo que debe tener uno de los trabajos más envidiables del universo, esta interfaz se halla tanto en los paneles de control de las naves de la Federación como en los PADDs. Curiosamente, la ausencia de botones físicos y el hecho de que todo sea plano y táctil es también cuestión de presupuesto: cuando se lanzó la secuela no era gran cosa, de modo que hacer imprimir de colores resultó lo más barato. Los paneles de vídeo para darle «vidilla» llegaron algo después.
Lo más divertido del asunto es que debido a la similitud entre el iPad y los PADD, muchos aficionados corrieron a crear interfaces LCARS para iPad tan pronto como los dispositivos de Apple estuvieron disponibles para desarrolladores. Véase, por ejemplo, iCARS para iPad/iPhone, una de las muchas aplicaciones «que no hace nada» y que al igual que salvapantallas o skins le da un toque trekker al iPad. Doug Drexler, uno de los creadores del dispositivo original de Star Trek, afirmó en una entrevista que era un tanto «escalofriante» tener en las manos un «PADD que funcionara», y que el iPad era ciertamente el sueño de todo trekkie hecho realidad.
¿Si el iPad perdurara hasta el siglo XXIV, podría su interfaz evolucionar y acabar siendo como el LCARS que nos mostraba la serie? Unos desarrolladores ofrecen Captain’s Blog, una aplicación de blogging y redes sociales para iPad, casi casi como lo que debía usar Picard en su día a día. Y un tipo se construyó hace poco una computadora de cocina LCARS, así que… imaginemos que todo puede ser.
A veces no está del todo claro dónde acaba la realidad y dónde empieza la ciencia-ficción, y creo que eso es precisamente algo de lo más interesante de la época en que vivimos. De ahí mi convencimiento de que si en las próximas décadas alguien inventara una máquina del tiempo el anuncio que aparecería en las revistas científicas –o de coches– sería este:
The Time Machine / Justin Van Genderen
Porque, como decía Doc Brown… ¿Si vas a viajar en el tiempo, por qué no hacerlo con clase?