Este artículo se publicó originalmente en Cooking Ideas, un blog de Vodafone donde colaboramos semanalmente con el objetivo de crear historias que «alimenten la mente de ideas».
He aquí una recopilación de «ideas recocinadas» aplicadas a servicios y gadgets que usamos en la vida digital casi cada día. Sería lo que algunos denominan «una vuelta de tuerca» sobre conceptos ya existentes. Es toda una demostración de que no hace falta inventar un «nuevo aparato» ni dedicar millones a la investigación para innovar un poquito: simplemente tener una buena idea que aproveche lo ya existente para sacarle el máximo partido.
Muchas de ellas están relacionadas además con los teléfonos móviles inteligentes y los tablets que cada vez son más comunes, así como con ese gran campo todavía inexplorado: la geolocalización. Son estas:
Voxy. La gente de los clásicos diccionarios VOX ha tenido una idea interesante que ha incorporado en sus diccionarios para teléfonos inteligentes. Si la traducción de términos de un idioma a otro depende del contexto, y si el teléfono sabe dónde está mediante sus tecnologías de geolocalización (como el GPS, o mediante la detección de antenas base en un mapa), ¿por qué no aprovecharlo? El resultado como se ve en el vídeo es una app en forma de diccionario que muestra las palabras adecuadas según el contexto y el lugar en que se encuentra la persona: ¿Estás en un banco? Aparecerá la lista típica de frases que querrías decir al cajero, o lo que probablemente te van a preguntar. ¿En una tienda de flores? Vendrá bien una lista para traducir desde «petunias» a «gladiolos». Toda una forma de ahorrar tiempo.
3-D en pantallas de teléfonos móviles convencionales. ¿Para qué sirve la webcam frontal de los móviles? Normalmente, para esas videollamadas que casi nadie hace. Pero, ya que está ahí… ¿Por qué no darle otro uso? En el Laboratorio de Informática de Grenoble se les ocurrió usarla para hacer un seguimiento en tiempo real de los ojos del usuario que está mirando la pantalla. El resultado: al conocer exactamente hacia dónde está mirando la persona, se pueden generar las imágenes de la pantalla del móvil variando la perspectiva para mostrar un efecto tridimensional bastante resultón. La idea emplea únicamente la cámara, no los acelerómetros de movimiento del aparato, lo cual hace la proeza más espectacular todavía. Digamos que es un 3-D sin necesidad de gastarse un duro en cambiar de teléfono.
Mejorar la calidad de conexión de los móviles usando su posición en el mapa. Esta es otra idea basada en la potente pero habitualmente infravalorada capacidad de los móviles de conocer su posición sobre el mapa. Dos de los eternos problemas de la telefonía móvil son la calidad de la señal y la duración de la batería de los terminales. Ambas van ligadas a la distancia entre una persona y las estaciones bases que hay repartidas por las terrazas de la ciudad cada pocas manzanas, algo que se complica cuando se va caminando o en coche: el teléfono tiene que buscar otra base y «saltar» de una a otra sin que se note. La nueva idea de unos estudiantes del M.I.T. es conocer dónde está el usuario y hacia dónde se dirige para elegir siempre la base de conexión óptima, anticipándose a sus movimientos. Los primeros teléfonos no «sabían donde estaban», pero los actuales con sus GPS y la información que recogen de los Wi-Fi cercanos o las propias bases, sí, y además tienen potencia para procesar esos datos. Esta idea permite ahorrarse casi la mitad de «saltos» entre estaciones base y de paso un poco de batería, dado que el aparato no tiene que estar constantemente buscando la señal más potente, algo que requiere cierto tiempo y es por lo general poco efectivo. El resultado: comunicaciones con más cobertura y mejor calidad… sin tener que cambiar de terminal, solo de software.
Localizar ordenadores en el mapa con gran precisión. Es relativamente fácil convertir una dirección IP de un ordenador conectado a Internet en coordenadas en un mapa, pero la precisión al hacerlo deja en la mayor parte de las ocasiones mucho que desear. Las empresas del mundo de la publicidad emplean esta técnica para saber desde qué país conecta un usuario –y mostrarle publicidad acorde– pero es complicado afinar más allá de las provincias o ciudades. Ahora unos investigadores chinos han ideado una fórmula que combina una base de datos de miles de IPs recopiladas por Google –cuya situación en el mapa es conocida– con un sistema de envío de pings parecido al sónar de los submarinos, que calcula las distancias midiendo el tiempo en que tardan en volver las señales. El resultado es sistema que permite localizar sobre el mapa cualquier IP (más concretamente: las IPs de los ADSL y conexiones fijas similares) con un error de unos pocos cientos de metros. Y sin que haga falta obtener ningún permiso: con la propia navegación por la web el usuario deja su IP como rastro y con eso es suficiente para la localización.
OpenStreetBlock. Usar las coordenadas del mapa para indicar una posición es algo cada vez más corriente, casi como dar el nombre de una calle seguido del número de portal, pero a veces es más cómodo dar una referencia más «humana» que permite entender de forma aproximada dónde está el sitio en cuestión. A la gente de OpenStreetBlock se le ocurrió que usando los datos públicos del proyecto OpenStreetMap se podría hacer algo mejor, de modo que han creado una pequeña API (sistema que pueden consultar otros servicios) para convertir las coordenadas de las ciudades en algo fácil de entender: cruces de calles. De este modo si se envían como consulta las coordenadas «40,737813, -73,997887» la respuesta será algo así como «Calle 14 oeste, entre la 6º y la 7º avenida»; para otras coordenadas podría ser «esquina de la calle Broadway con Murray». ¡Todo el mundo puede entenderlo! De momento este sistema funciona solo con algunas ciudades, pero ahí queda el concepto: sin necesidad de crear una nueva base de datos, los ya existentes cobran nueva utilidad.
{Foto: Dinner preparations (CC) Hobvias Sudoneighm @ Flickr}