Low Tech magazine le dedicó un completo artículo al Ictíneo de Narcís Monturiol, titulándolo A steam powered fish: the Ictíneo. En la zona del puerto de Barcelona, cerca de la estatua de Colón, hay una réplica del Ictíneo II, que es difícil pasar por alto en una visita: es el «submarino de al lado del Maremagnum».
Tal y como cuentan allí el Ictíneo fue un modelo de submarino de madera construido en la segunda mitad del siglo XIX, una «grácil y encantadora invención victoriana». El Ictíneo II iba propulsado por un motor de vapor, y no habría modelos similares hasta 1940.
Estaba construido con un doble casco para resistir la presión y a pesar de parecer de baja tecnología tenía ciertos componentes interesantes para su guiado e hidrodinámica, con tanques y válvulas y un peso móvil que servía para controlar los ascensos y descensos. Podía sumergirse hasta dos horas a una profundidad de 20 metros. El material principal en su construcción era madera de olivo con refuerzos de roble y una capa de dos milímetros de cobre.
Ictíneo II: 14 metros de largo, 2 metros de ancho y 3 de fondo
El Ictíneo I sufrió un accidente en el puerto y entonces Monturiol montó una empresa llamada La Navegación Submarina y construyo y botó en 1864 el Ictíneo II, que era el doble de grande que su predecesor. Tres años más tarde le añadió un motor de vapor, de modo que fue el primer submarino del mundo propulsado por un motor de combustión. Se sumergió en demostraciones más de veinte veces, pudiendo permanecer hasta ocho horas a unos 50 metros de profundidad, aunque su inventor afirmaba que podría llegar hasta 500 metros (algo que nunca comprobó, por su propia seguridad).
Para evitar consumir todo el oxígeno mientras estaba sumergido se utilizaba una reacción de clorato potásico, zic y dióxido de manganeso, que producía suficiente calor como para hervir el agua del motor… que además producía oxígeno sobrante. Esta idea para producir «aire respirable» sin tener que emerger o usar un snorkel se usaría posteriormente en otras máquinas, incluyendo en el primer submarino atómico, el USS Nautilus.
Réplica del Ictíneo II en el puerto de Barcelona, en la actualidad
Tristemente, los submarinos originales se perdierdon con el tiempo o fueron vendidos como chatarra, el Ictíneo II fue embargado y despiezado porque su inventor no pudo pagar las facturas. Monturiol, natural de Figueres (Girona) fue siempre un hombre de carácter revolucionario y utópico; nunca patentó sus invenciones y murió pobre y olvidado. Ahora su mayor invento es recordado cada día por miles de personas en el puerto de Barcelona.
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