Este artículo se publicó originalmente en Cooking Ideas, un blog de Vodafone donde colaboramos semanalmente con el objetivo de crear historias que «alimenten la mente de ideas».
El pasado 30 de junio el vetusto servicio Minitel francés llegó a su fin. Para quien no lo sepa, fue una especie de «Internet francesa» que tuvo su auge durante los años 80. Hasta una o dos décadas después la gente corriente no tuvo acceso de forma fácil a Internet ni a la World Wide Web, mientras que los franceses nos llevaban a otros países cierta delantera en el desarrollo de servicios de este tipo, aunque fuera en unos primitivos terminales y a velocidades de tortuga. Irónicamente, hay quien también argumenta que el hecho de que el Minitel mantuviera a los ciudadanos franceses «encerrados» en un servicio limitado y sin futuro durante tantos años fue un importante freno para el desarrollo de una «Internet de verdad».
Para hacerse una idea de cómo era aquel mundo recordemos que durante décadas se regalaron Miniteles en forma de unos 9 millones de «terminales tontos» que básicamente consistían en una pequeña caja naranja o marrón que incluía un módem, un teclado y una pequeña pantalla en blanco y negro. En épocas más modernas también se podía acceder a través de un PC y un software especial, e incluso en épocas más recientes, a través de la Web. La clave era el precio: el aparato era gratis, y por eso triunfó. Los usuarios simplemente pagaban el coste de las llamadas, que cada vez eran más baratas.
¿Cuál era en aquella época el equivalente en España? Recordemos los tiempos del Videotex y el Ibertex, que eran básicamente la misma idea. Y, salvando las distancias, también podría hablarse poco después de la InfoVía de Telefónica de finales de los 90 o incluso de los «Paquitos» aquellos que entre Intel, AOL Avant y el Banco de Santander «regalaron» ya entrados los años 2000 sin que nadie llegara a usarlos.
La velocidad de transmisión del Minitel era de 1.200 bits por segundo (poco más de 1 KB), pero eso era solamente en una dirección: para recibir texto o imágenes: para enviar era de tan solo 75 bits por segundo. Comparativamente, un ADSL básico de 1 mega es hoy en día unas mil veces más rápido.
Según los cálculos de sus responsables, en estas tres décadas han usado el Minitel unos 25 millones de personas distintas: para muchos debió ser su primer paso en el mundo de las telecomunicaciones; otros lo verán sin duda como el que mira con extrañeza el teléfono de la abuela. Y, aunque parezca increíble, a estas alturas del siglo XXI se ha calculado que todavía quedan unos 800.000 terminales por jubilar.
¿Qué hace esa gente con esos terminales de la edad de piedra a estas alturas? Pesemos en un paralelismo: el teletexto que todavía equipan los más modernos televisores. Pues resulta que el Minitel ofrecía muchos de esos mismos servicios: noticias de última hora, resultados de la lotería o el pronóstico meteorológico… También contaba con foros, chats y mensajería básica. Y todo ello estaba aderezado con el habitual mejunje de páginas de contactos, horóscopos, chats eróticos y demás fauna. De hecho, una de las grandes críticas al sistema fueron los abusos de los números de tarificación adicional y las facturas astronómicas; había quien consideraba que el Minitel era una suerte de «barrios bajos» donde era impensable poder dejar solos a los niños, por ejemplo.
Todavía existen unos 2.000 servicios en Minitel que los franceses visitan de vez en cuando. ¿Quiénes son esos irreductibles galos? Al igual que puede sorprender que a estas alturas todavía haya gente que alquile películas de vídeo VHS, ahí está esa gente desencantada con la tecnología que prefiere lo más sencillo; viejecitos que no quieren tener que aprender un nuevo sistema, gente familiarizada con «su» terminal y «sus» servicios, o quien simplemente y llanamente se niega al cambio… un poco de todo. También hay aficionados a la tecnología y el hacking que disfrutan con la ocasional visita a los foros todavía existentes, o que organizan reuniones entre amigos a las que llevan viejos terminales para desmontar y reparar. Pero por desgracia, a veces esa vieja tecnología sí que muere, y eso sucederá en unos días, tras más de 30 años. Como decían en un artículo de despedida, «lo extraño es que haya durado tanto».
{Foto: Minitel Hackathon (CC) Kevin @ Flickr}