Hace unos días me fijé como una compañera que estaba introduciendo una serie de datos en Excel hacía uso de vez en cuando de una calculadora de mano y le pregunté si acaso no se fiaba de Excel, a lo que me contestó que en realidad lo que hacía era sumar unos datos parciales que introducía como un total en la hoja de cálculo.
Sin entrar a considerar que a lo mejor sería más provechoso a la larga rediseñar la hoja de cálculo para poder introducir directamente esas cifras parciales, esta anécdota me recordó a una persona que ocupaba un puesto importante en una empresa en la que trabajé que usaba la hoja de cálculo de AppleWorks (por aquel entonces ClarisWorks) para «poner bonitas» las hojas de cifras- y las sumaba con una calculadora. Esta misma persona, cuando vió por primera vez un trackpad -creo que el de un PowerBook 145- dijo algo así como: «Mira, un ratón digital.»
Otro compañero de aquella empresa consiguió cargarse un ordenador apenas media hora después de que éste le fuera asignado cuando esa máquina había sido usada hasta ese momento durante más de tres años sin ningún problema por otro usuario; en mi trabajo actual también hay un par de personas que son capaces de cargarse cualquier tipo de dispositivo electrónico con una facilidad pasmosa.
Mucha gente se lo toma a broma cuando lo digo, pero realmente creo que hay personas que son incompatibles con la tecnología.