Por @Wicho — 21 de febrero de 2008

El 14 de diciembre de 2006 los Estados Unidos lanzaban desde la base de la fuerza Aérea de Vandenberg en California el satélite espía conocido como USA-193, pero aunque el lanzamiento fue bien el satélite dejaba de responder a los comandos enviados desde tierra a las pocas horas por un fallo total de su ordenador de a bordo, lo que hizo que nunca alcanzara la órbita prevista y que poco a poco su órbita fuera cayendo a causa del rozamiento con las capas más altas de la atmósfera.

A estas alturas está lo suficientemente bajo como para que ese rozamiento con la atmósfera le esté haciendo perder algo más de 700 metros de altura cada día, con lo que a principios de marzo de este año acabaría cayendo de manera descontrolada sobre la Tierra.

Durante una reentrada descontrolada como esta el satélite acabaría desintegrándose en una miríada de piezas de las que muchas ni siquiera llegarían a alcanzar la superficie terrestre, pero dado que el USA-193 tiene el tamaño aproximado de un autobús y pesa unos 2.500 kilos, existe la muy remota posibilidad de que algunos restos puedan caer sobre una zona habitada y alcanzar a alguien, por lo que los Estados Unidos han decidido intentar derribarlo averiado con un misil antisatélite RIM-161 SM-3 que será disparado, según se cree, sobre las 4:30, hora de España, desde el USS Lake Erie.

Lanzamiento de un Standard Missile 3 - U. S. Navy
Lanzamiento de pruebas de un Standard Missile 3 - U. S. Navy

Al decidir el momento de la intercepción se aseguran de que los restos caerán sobre el mar y así también se aseguran en la medida de lo posible de que las reservas de hidracina del satélite, prácticamente a tope ya que nunca se llegaron a utilizar, se disipen en la atmósfera, lo que es muy importante ya que este combustible es altamente tóxico.

Este extremo es muy importante y preocupa mucho a las autoridades, ya que cuando el Columbia se desintegró sobre Texas en 2003 alguno de sus depósitos de hidracina llegaron intactos al suelo. De hecho, hay un equipo especializado en el tratamiento de materiales peligrosos listo para volar a cualquier sitio del mundo en el que puedan caer restos contaminados.

Por otro lado, y entrando ya un poco en el campo de la conspiranoia, estas razones humanitarias podrían ser solo una tapadera para asegurarse de que ningún tipo de tecnología clasificada presente a bordo del USA-193 vaya a sobrevivir a la reentrada por casualidad y caer por accidente en las manos equivocadas.

El intento de intercepción serviría también como prueba en el MundoReal™ del sistema de misiles antisatélite, pues por primera vez se trata de derribar un objetivo que no sigue una trayectoria previamente determinada.

De tener éxito, el USA-193 quedará convertido en un montón de fragmentos a causa del impacto del misil, fragmentos que quedarán a una altura la suficientemente baja como para en principio no representar ningún problema para otras naves espaciales o satélites y que con el tiempo acabarán cayendo en la atmósfera y destruyéndose.

De fracasar, aún se podría intentar algún lanzamiento más en los próximos siete u ocho días.

Fuentes: Navy to Shoot Down Malfunctioning Satellite, USA 193 Shootdown Set For Feb 21, 03:30 UTC, Shooting down USA-193 e Hydrazine.

Actualización: La nota de prensa Navy Missile Likely Hit Fuel Tank on Disabled Satellite dice que la intercepción, realizada a 247 kilómetros de altura sobre el Pacífico y a una velocidad combinada de unos 27.000 kilómetros por hora, fue un éxito, aunque habrá que esperar unas 24 ó 48 horas para poder confirmar si el depósito de hidracina resultó destruido o no.

De todos modos, todo parece indicar que sí, porque como se puede ver en el vídeo Rogue Spy Satellite Blast [YouTube 1:06, sin sonido] tras el impacto se produjo una bola de fuego que sólo puede haber sido producida por el combustible quemándose y luego se pudo observar una nube de gases que en su análisis espectral revelaba la presencia de hidracina:

Dada la baja altura a la que estaba el satélite en el momento de ser destruido se espera que la mayoría de sus restos hagan su reentrada en la atmósfera en un plazo de 24 a 48 horas y que en 40 días hayan caído ya todos.

Es digno de mención el hecho de que el misil interceptor no llevaba una cabeza explosiva sino una cabeza de impacto, que gracias a la enorme energía cinética liberada en el choque entre este y el satélite ha sido suficiente para cumplir con su objetivo, ya que, de nuevo según el comunicado de prensa, las exploraciones con radar de la zona del impacto no han revelado hasta ahora a presencia de ningún resto mayor que un balón de fútbol.

El Departamento de Defensa ha publicado también una pequeña galería de fotos sobre el lanzamiento en Satellite Shoot Down.

Actualización 20 de marzo de 2008: El Vice Almirante Alan Hicks, responsable del programa de misiles Aegis de la Marina de los Estados Unidos, confirma en Official says little debris created from shot satellite que el derribo ha sido todo un éxito, ya que ha minimizado la dispersión de los restos y su tamaño, en ningún caso mayor que el de una pelota de fútbol.

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