Por @Alvy — 15 de septiembre de 2011

Isaac Asimov y la TRS-80

En Retro Thing rescataron este anuncio de la TRS-80 de bolsillo protagonizado ni más ni menos que por Isaac Asimov en persona. El anuncio en cuestión es de la TRS-80 Pocket Computer, una calculadora venida a más que tenía teclado alfanumérico y se clasificaba por aquel entonces como «computadora de bolsillo». Se podía programar en BASIC y tenía una memoria de unos 2 kilobytes; los programas y datos se podían grabar en cinta. Data de 1980.

Es curioso porque cuenta la leyenda que Asimov, como prolífico escritor que era, era aficionado a probar los diversos aparatos que se inventaron allá por los 80 más o menos. En algún sitio leí que uno de sus favoritos era la TRS-80 –popularmente conocida como Trash-80 o Basura-80, porque no era gran cosa– que alcanzó una popularidad relativa para su época, más que nada porque se vendía en Radio Shack. Esa computadora personal «seria» era digamos la «hermana mayor original» de la TRS-80 Pocket del anuncio. Como procesador usaba un Z80 (como el del ZX-81, pero más lento todavía) y tenía 4 KB de memoria RAM, aunque se podía ampliar hasta 48 KB o más en modelos posteriores.

Actualización: Carlos que dice conocer algo más sobre Asimov nos comenta por correo que efectivamente la buena relación de Asimov con la tecnología punta efectivamente más leyenda que realidad:

Según cuenta el propio Asimov, en realidad era un negado para la tecnología: escribió en una máquina de escribir normal hasta que una empresa fue a su casa y le puso un ordenador, que él no volvió a tocar para no romperlo. Le pasaba un poco como a George R. R. Martin, que sigue escribiendo en un viejo ordenador con WordStar y sin conexión a Internet.

Más: Según Christian,

Según cuenta Asimov en su autobigrafía Memorias, Radio Shack le entregó una computadora TRS-80 Model II al enterarse de que el escritor no tenía una, a cambio de que Asimov apareciera en las fotos publicitarias de sus productos. Entre otras cosas, Isaac cuenta que nunca aprendió siquiera a retroceder una página (!)

Así que ahí queda la aclaración y le da a la foto un nuevo enfoque de… «ciencia-ficción publicitaria».

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