El velcro1, inventado en 1948 el ingeniero suizo Georges de Mestral, es un sistema de cierre y fijación que se basa en dos tejidos diferentes: uno de ellos con ganchos y otro con bucles que, al juntarse se enganchan y “enredan” entre sí, lo que mantiene unidos a ambos tejidos. Es un sistema de cierre y sujeción temporal muy versátil y capaz, muy utilizado también en la industria espacial — igual que la cinta adhesiva.
Sin embargo ni el velcro ni la cinta adhesiva son sistemas de fijación temporal perfectos: el velcro sólo funciona por pares (une un tejido con otro, pero no superficies diferentes) y la cinta adhesiva pierde su propiedad de adhesión después de unos pocos usos. Ambos métodos además dejan residuos sobre las superficies en las cuales se utilizan.
Por ese motivo el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA, en Pasadena, lleva tiempo desarrollando un nuevo sistema de adhesión temporal inspirado en las patas de los gecos o de las salamanquesas, como se conoce más popularmente en Europa a estos pequeños reptiles.
Las salamanquesas son uno de los trepadores más capaces y eficientes, “capaces de ascender desde el suelo al techo de una vivienda en apenas un par de segundos” independientemente de cuál sea el tipo de superficie y la rugosidad de la pared.
“Esta capacidad de sujeción se basa en un fenómeno conocido como fuerzas de van der Waals”, explican desde el JPL. Las plantas de los pies del reptil están recubiertas de millones de diminutos “pelos” (setaes) que al contacto con otra superficie crean un pequeño campo eléctrico que genera atracción entre moléculas, de forma parecida a la estática, resultado en una “pegajosidad” que persiste “incluso en condiciones extremas de temperatura, presión y radiación.” Aunque por sí mismo cada uno de estos pelos apenas proporciona agarre el conjunto de millones de ellos es lo que mantiene a la salamanquesa sujeta a una pared, incluso “pegada” al techo.
El robot Lemur (imagen conceptual) puede recorrer el exterior de la Estación espacial internacional sujetándose a la superficie del casco exterior mediante el sistema de agarre inspirado en los pies de las salamanquesas. Imagen: NASA.
Igual que sucede con la setaes orgánicas de las salamanquesas, las setaes sintéticas fabricadas con silicio también “experimentan el poder pegajoso” de la fuerzas de van der Waals en condiciones extremas de temperatura, presión y radiación, dicen en Quartz.
Entre las aplicaciones ya probadas y previstas para esta tecnología de sujeción temproral se incluye la de servir como sistema de agarre para recuperar satélites, mover robots de 300 kg y como método para proporcionar adherencia a patas y ruedas de vehículos espaciales y de pequeños robots que pueden desplazarse así por la superficie exterior de una nave o de la Estación espacial con la misión de realizar inspecciones y reparaciones en el espacio.
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1. Aunque hayan pasado 70 años desde la invención del velcro la RAE no tiene una palabra para este “sistema de cierre o sujeción formado por dos tiras de tejidos diferentes que se enganchan al entrar en contacto.” La palabra “velcro” es en realidad una marca comercial, el nombre de la compañía que fabricó y comercializó originalmente el velcro hasta la expiración de la patente. Pero hoy en día no todos los “velcros” son Velcro.