Por Nacho Palou — 10 de Abril de 2014
Foto: King Abdullah University of Science and Technology.
Esta pequeña celda de combustible biológica, del tamaño de una uña, funciona con saliva. Basta con poner un poco de babas en ella para que produzca un microvatio de electricidad, que no es gran cosa de momento —aunque sí al parecer es «suficiente para hacer funcionar chips de dispositivos de diagnóstico en entornos rurales o en el campo de batalla»— aunque los investigadores «están explorando cómo aumentar la capacidad de generación eléctrica usando electrodos más eficientes y usando varias celdas en serie».