Por Esther — 28 de julio de 2009

El pitido de la batería de su móvil agotándose despertó a Soljačić Marín, profesor del MIT, en plena noche. Era la sexta vez que este ruido le sacaba de la cama porque había olvidado cargarlo. Soñoliento, en pijama y de pie en su cocina, el profesor pensó que tenía que haber un modo de transferir la energía eléctrica sin cables. ¡Eureka!

Pocos años después, la compañía Witricity sacará pronto al mercado ese modo que encontraron Marín y su equipo.

Para lograr la transferencia inalámbrica de energía, los investigadores se basaron en la resonancia. Dos objetos resonantes de la misma frecuencia resonante tienden a intercambiar energía de manera eficiente, al mismo tiempo que interactúan débilmente con su radio exterior.

Si su tasa de transferencia es mucho más alta que la tasa de pérdida de energía por factores como la absorción o la radiación, se le llama resonancia fuerte y en ese caso, la transferencia de energía puede ser aún más eficaz.

Estas consideraciones son aplicables a todo tipo de resonancias y el equipo del MIT se centró en cómo capacitar a los resonadores magnéticos fuertes para transferir la energía a distancias que permitan la clase de dispositivo móvil de carga que Marín imaginó en pijama.

Sus resultados teóricos fueron publicados primero en 2006, en la revista Science en 2007 y en los Anuarios de Fisica de 2008.

(Vía un tuit de Tecnozopia que a su vez lo vió en Fayerwayer, quien con mucho acierto evoca a Tesla en su anotación.)

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