En estos momentos, cuatro cámaras me observan directamente y dos o tres más recorren visualmente la oficina en los equipos que hay en otras mesas. No graban porque están desactivadas. Pero no es que viva en la casa de Gran Hermano, sino que entre el ordenador, la tableta y el móvil ya suman tres; a añadir la mini-cámara de otra tableta que estoy probando.
En Berg se han preguntado si no sería buena idea equipar algunas de estas cámaras, como la Connbox con la que experimentan, con un proyector que muestre las zonas de visión que están captando. O quizá hacerlo a través de unas gafas especiales, realidad aumentada o lo que proceda.
Estas guías visuales se podrían instalar tanto en lugares públicos como privados. Con un sistema de este estilo desde luego veríamos las cosas de otro modo, especialmente nuestra privacidad, al saber exactamente qué aparatos están grabando y desde donde – aparte de que resultarían muy útiles para colocarse en los lugares adecuados al hacer videoconferencias.