Por @Wicho — 21 de abril de 2019

Comunicado de SpaceX sobre la anomalía sufrida por la Crew Dragon:

A lo largo del día de hoy SpaceX llevó a cabo una serie de pruebas de los motores de la Crew Dragon en nuestras instalaciones de pruebas en la Zona de aterrizaje 1 de Cabo Cañaveral en Florida. Las primeras pruebas fueron completadas sin problemas pero la prueba final resultó en una anomalía en las instalaciones de pruebas.

Asegurarnos de que nuestros sistemas cumplen con rigurosos estándares de seguridad y detectar anomalías como estas antes del vuelo son las razones principales por las que hacemos pruebas. Nuestros equipos están investigando y trabajando en estrecha colaboración con nuestros compañeros de la NASA.

La «anomalía», como se puede ver en el vídeo –absolutamente no oficial pero real por todo lo que sabemos– de arriba provocó la destrucción de la Crew Dragon que a principios de marzo llevaba a cabo con éxito la primera misión de prueba a la Estación Espacial Internacional. Afortunadamente nadie resultó herido.

Lo que no se sabe todavía es el origen de la anomalía. Habrá que esperar al análisis de los datos recogidos y de los restos para ver si es un problema de diseño, de fabricación, de desgaste, de los procedimientos de prueba, una combinación de varios de esos factores, del propio stand de pruebas, o lo que sea. Pero, como dice el comunicado de SpaceX, hacer pruebas ayuda a que la nave sea más segura. Y aunque ésta haya resultado destruida lo que aprendan con su destrucción debería hacer las Crew Dragon más seguras.

Eso sí, supone un duro varapalo para SpaceX, que hasta ahora llevaba una clara ventaja a Boeing de cara a convertirse en la primera empresa privada en lanzar al espacio una misión tripulada. Pero tampoco hay que olvidar que en junio de 2018 Boeing sufrió un serio problema durante una prueba del sistema de escape de la Starliner, su propia cápsula tripulada, y que aún no ha hecho ningún lanzamiento de prueba, probablemente a raíz de los problemas detectados en aquella prueba.

Así que cada vez parece más difícil –si no imposible– que veamos como Boeing o SpaceX lanzan una misión tripulada en 2019. Y esto además puede suponer un problema para la NASA. De hecho hace poco la agencia anunciaba su intención de comprar dos nuevo asientos para utilizar en el otoño de 2019 y otro en primavera de 2020 ante los retrasos que estaban acumulando las dos empresas con el desarrollo de sus cápsulas. Pero ahora habrá que ver si no tiene que comprar más deprisa y corriendo.

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