Por @Wicho — 24 de diciembre de 2024

Hace unas semanas hablaba de lo enganchado que estoy a la historia de cómo intentan devolver a la vida un ordenador de válvulas de 1956. Pues en el último capítulo de la saga, recién publicado, cuentan cómo han conseguido que interprete música de Navidad.

Por supuesto no fue fácil conseguirlo. Hay que recordar que estamos hablando de un ordenador de válvulas Bendix G-15 de finales de los 50 cuyo funcionamiento tiene más bien poco que ver con cualquier ordenador actual. De hecho carga los programas mediante cinta perforada en la que se pueden ver los agujeros que se corresponden con los bits. Y una de las que tienen contiene un programa llamado music que es capaz de producir sonidos usando las salidas del tambor de memoria del ordenador.

Pero los datos que supuestamente contenían la música a reproducir no acababan de sonar del todo bien, probablemente porque estaban escritos para otra versión del programa. Así que tuvieron que generar datos nuevos a partir de un emulador del G-15 que están escribiendo.

Claro que antes de llegar ahí tuvieron que poner en funcionamiento la máquina de escribir que por ahora es el principal interfaz del ordenador. Y para ello tuvieron que deshacer unas modificaciones que tenía cuyo objeto no han conseguido entender todavía. Pero como tenían los esquemas, todo fue una cuestión de ir siguiendo los esquemas, medir conexiones entre componentes, e ir restaurándolas. Lo que a su vez es posible porque el G-15 pertenece a una época en la que los ordenadores se construían a partir de componentes discretos, lo que da acceso a todas sus tripas.

Como ya dije en su momento todo el proceso me resulta fascinante.

Aunque también he de decir que me parece un poco sorprendente que el programa para reproducir música haya funcionado porque el G-15 tiene una serie de modificaciones que aún no saben qué hacen –e incluso un cable roto– así que aún les queda trabajo. Y nuevos capítulos de la aventura que contarnos.

Pero mientras se ve que el espíritu navideño o algo ha poseído al ordenador. Así que… ¡Felices fiestas!

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Por @Wicho — 22 de diciembre de 2024

Escritorio con un Raspberri Pi 500 y el monitor. A la izquierda, hay una planta en una maceta blanca, y a la derecha, un ratón blanco y un cuaderno azul con un bolígrafo negro. También hay una taza de café sobre un plato.

Se me había pasado pero hace unos días fue anunciado el Raspbery Pi 500, una versión del famoso miniordenador educativo y para cacharreo en formato todo en uno, al estilo de los míticos Amstrad CPC, Commodore 64 o ZX Spectrum. Es una versión mejorada del Raspberry Pi 400, presentado en noviembre de 2020.

Como tal las características son similares al 400 aunque lógicamente algo mejores:

  • Procesador ARM Cortex-A76 quad-core de 64 bits a 2,4 GHz
  • GPU VideoCore VII con soporte para OpenGL ES 3.1 y Vulkan 1.3
  • 8 GB de memoria RAM
  • WiFi Dual de 2.4 y 5 GHZ compatible con los estándares b/g/n/ac; Bluetooth 5.0 BLE
  • Ethernet Gigabit
  • 2 USB 3.0 + 1 USB 2.0
  • 2 MicroHDMI para monitores hasta 4K y 60 fps
  • H.265, H.264 y OpenGL ES 3.0 para vídeo
  • Ranura MicroSD
  • GPIO de 40 pines para expansión y conexión
  • USB-C para alimentación 5V DC
  • Teclado en español
  • Bloqueo antirrobo Kensington

Lo que sigue sin tener es algo tan sencillo y útil como una salida de audio. Pero bueno, qué se le va a hacer.

Lo puedes comprar suelto o en kits con ratón USB y fuente de alimentación. Pero la versión con teclado en español no se espera que esté disponible hasta febrero de 2025 en sitios como TiendaTec o RaspiPC.

Aunque lo puedes utilizar con cualquier monitor del mercado también han presentado un monitor que va a juego, el Raspberry Pi Monitor, el que se ve en la foto de arriba. Tiene un panel IPS Full HD (1.920×1.080 píxeles) de 15,6 pulgadas con unas patas escamoteables y montura VESA. Pero no corras, que tampoco hay disponibilidad.

En mi trabajo llevamos años usando raspies para sustituir viejos Macintosh o PCs o para el desarrollo de nuevos módulos; en casa tengo un 400 desde poco después de que saliera. Y son una gozada.

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Por @Wicho — 22 de diciembre de 2024

El DSKY Moonwatch en la muñeca de un hombre que está pulsando alguno de sus botones
El DSKY en acción – Apollo Instruments

Como apasionado de la exploración espacial y como alguien a quien le gustan los relojes aún no tengo muy claro lo que pienso del DSKY Moonwatch. Es un reloj que pone en tu muñeca una reproducción a escala del DSKY, de display and keyboard, pantalla y teclado, que era el interfaz que los astronautas del programa Apolo usaban para comunicarse con los ordenadores de sus naves, los Apollo Guidance Computer (AGC), de Computador de Navegación del Apolo.

Mide 38,1×44,2×13,05 milímetros. Por comparación el Apple Watch Ultra mide 44×49×14,4 milímetros. El DSKY original medía 20,3×16,5×20,3cm. La correa es de cuero recubierto de poliuretano termoplástico (TPU) negro o marrón. La caja es de acero inoxidable 316L con revestimiento cerámico de calidad militar. La autonomía de la batería se supone que es de un día.

El AGC y el DSKY sobre una mesa
El AGC y el DSKY – NASA

Pero el DSKY Moonwatch no se limita a dar la hora y fecha. También tiene un temporizador, cronómetro, alarma y navegación GPS. Aunque dado que, a diferencia del original, incorpora su propio procesador y memoria es programable –incluye un entorno de desarrollo– se le podrán añadir funciones.

Muestra la información en una pantalla OLED y en una área de indicadores blancos con luz amarilla cuando se activan. Eso sí, el interfaz son los botones de la parte inferior; nada de pantallas táctiles en un cacharro que emula las tecnologías de los años 60 del siglo pasado.

Lo malo –cuestiones estéticas aparte– es que cuesta 795 euros más lo que te casquen en aduana.

Aunque, la verdad, yo esperaría a que empiecen a enviarlos y a que empiecen a aparecer las primeras reseñas antes de mandarles mis euros.

Relacionado,

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Por @Wicho — 19 de diciembre de 2024

Portada de la revista con el Altair 8800Tal día como hoy, pero de 1974, y por cosas de cómo funciona el mercado editorial en los Estados Unidos, salía a la venta el número de enero de 1975 de Popular Electronics, cuya portada ocupaba estaba dominada por una foto del Altair 8800, que ese mismo día salía a la venta. Aunque conseguir un ejemplar ya fue, durante unos meses, otro asunto, por la enorme demanda que tuvo.

Ed Roberts, su diseñador, le había dicho a su banquero que creía que podían vender unos 800 ejemplares en el primer año, aunque calculaba que con vender 200 ya no iban a perder dinero. Pero para febrero ya habían recibido 1.000 pedidos y para agosto ya habían entregado unas 5.000 unidades. Al final de su carrera se habían vendido unas 25.000 unidades del Altair 8800.

Por eso se puede considerar que es el primer ordenador personal de éxito, aunque para conectarlo a una terminal que permitiera interactuar con él sin tener que utilizar los interruptores y los ledes de su frontal había que añadirle una tarjeta. No sería hasta mediados de 1977 cuando saliera a la venta el Apple II, que incorporaba de serie un teclado y una conexión para una TV cuando realmente arrancara el boom de la informática personal.

Pero eso no quita relevancia alguna al Altair 8800, que demostró las ganas que tenía el público de un ordenador que pudiera tener en casa para cacharrear con él.

Fue también el ordenador para el que una pequeña compañía conocida entonces como Micro-Soft sacó su primer producto, el Altair BASIC.

El resto, como se suele decir, es historia.

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