Ya hemos grabado otro podcast de Los Crononautas, «versión confinamiento», esta vez con varios temas relacionados con la pandemia de la COVID-19. Está en la red en formato podcast como cuarto episodio de la tercera temporada, a través de iVoox y también como descarga directa.
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Esta vez me ha tocado hablar del panorama de las apps relacionadas con la COVID-19, en especial de la colaboración entre Google y Apple. Intentaré resumir el panorama de las apps de las que actualmente se habla, que se dividen en tres grandes grupos:
- Apps de autodiagnóstico. Son aplicaciones cuya principal utilidad es aliviar los teléfonos de emergencias para que no se saturen, permitiendo a la gente preguntar por sus síntomas y ofreciendo consejos relacionados con la enfermedad. Está por ejemplo Asistencia COVID-19 que es la oficial del Ministerio de Sanidad, pero como cada Comunidad Autónoma puede ir por su lado esa es válida sólo para cinco (Cantabria, Canarias, Castilla-La Mancha, Extremadura y Asturias, de momento). Hay otras similares de iniciativas públicas + privadas como CoronaMadrid o Stop COVID19 CAT (Cataluña). Son básicamente formularios y preguntas sencillas. En teoría no requerirían datos personales o acceso al GPS, pero en la práctica se solicitan «por si más adelante hacen falta».
- Apps de rastreo de contactos. Se están utilizando en países como Singapur, la República Checa y otros. Básicamente hacen que los terminales móviles se comuniquen en segundo plano mediante Bluetooth BLE (Bluetooth Low Energy) de forma «anónima», explorando en su radio de acción, que es de unos metros. Estos son los llamados «contactos». Cada móvil conoce el estado de salud de la persona que lo lleva encima. Si esa persona enferma, idealmente actualizaría el estado en su app (o lo haría la entidad médica que realiza la prueba) y el sistema retrocedería en su lista de «contactos» recientes varios días; esto permitiría alertar de un posible contagio a otras personas. La app cambia los códigos de identificación cada pocos minutos, de modo que no intercambia datos personales o privados que otras personas pudieran asociar a alguien concreto. Eso sí: que funcione depende de que se hagan tests masivos, que todo el mundo tenga esa app instalada, actualice su estado correctamente y siga las medidas que se indican.
- Apps de seguimiento y control. Son las más extremas en el sentido de que son obligatorias, utilizan datos personales y posicionamiento GPS para conocer la ubicación de cada persona que las usa. Se utilizan en China, Corea del Sur y otros países. Pueden determinar si unas personas se acercan a otras, o si salen de zonas de confinamiento, como cuando le ponen pulseras telemáticas a los presos en libertad condicional. La app asigna a cada individuo un código QR que puede ser necesario para acceder al transporte público o entrar en ciertos lugares como universidades o tiendas. El estado de salud se actualiza en la app cuando se realizan los tests de la enfermedad: verde, amarillo o rojo; según el color. Esto además se comparte con los sistemas de información del gobierno, que decide si se pueden hacer ciertas cosas en la vida cotidiana o no. El resumen es claro: sin la app no vas a ningún lado y si estás infectado, tampoco.
En todo este asunto hay posiciones muy enfrentadas, tanto en lo relativo a la privacidad como a la seguridad ciudadana; recordemos que los datos de salud están entre los de más alta privacidad posibles según la ley. Hay quien considera que estas apps deberían ser obligatorias y quien no; a quien no le preocupa –o sí, y mucho– su privacidad y lo que se puedan hacer con sus datos personales ahora o en el futuro; quién considera que nos vemos abocados al «todo vale» con tal de superar la pandemia y quien cree que nos arrepentiremos de haber cedido parte de nuestras libertades si las usamos. ¿Nos negarán trabajos o seguros médicos en función de nuestro historial médico? ¿Quedará estigmatizada la gente que use –o no use– estas apps? Surgen dilemas morales por todas partes.
Lo que han anunciado Apple y Google es una colaboración para facilitar el desarrollo de este tipo de aplicaciones de rastreo de contactos que a los expertos les parece de momento un punto intermedio y adecuado. Han publicado ya especificaciones sobre Android e iOS (que suponen el 99% de los terminales móviles del mundo) para poder interactuar con los sistemas Bluetooth (BLE) y ciertas funciones en segundo plano de los terminales.
Técnicamente todo esto tiene sus complicaciones: si se desarrollan mal las apps pueden dejar la privacidad desprotegida o incluso provocar problemas no deseados como un uso excesivo de la batería. Trabajar con apps que funcionan en segundo plano no es del todo fácil. Además, sería conveniente desarrollar una sola vez las apps y que el resultado funcione sin grandes cambios en cualquier terminal (iOS o Android) que son los que la gente posee actualmente.
Tampoco está todavía del todo claro hasta qué punto la información que circule acabará centralizada en un solo punto o podría estar descentralizada, algo preferible para los expertos. También hay que ver qué autoridades se considerarían confiables de cara al almacenamiento de estos datos.
En el anuncio de Apple y Google al menos han quedado claras varias cosas:
- Todo esto es opcional, opt-in. La gente tendrá que descargar apps y dar permisos para que su terminal se active como emisor/receptor de datos de contactos cercanos. No serán apps imborrables que instale el sistema.
- No se tratará de apps concretas. Las apps las tendrán que desarrollar los países o empresas especializadas; lo que van a ofrecer es sólo una plataforma facilitadora para el uso de esa tecnología.
- Se primará la privacidad y transparencia. Tanto las especificaciones, algoritmos, estándares y código estarán disponibles para que cualquiera pueda examinarlo (una buena parte ya lo está) y comprobar que todo funciona bien y no hay oscuros secretos.
En cualquier caso también está claro que esto no es una solución rápida para el problema de la pandemia ni lo será: requiere entre otras cosas que haya tests masivos, que la gente descargue apps y las use correctamente y sin trampear. Los planes son que durante mayo se proporcione toda la documentación y en los meses siguientes se vayan publicando actualizaciones «más robustas» del sistema. Esto haría que hasta bien entrado el verano no se vean soluciones concretas, aunque los desarrolladores siempre tienen como alternativa hacerlo por su cuenta o adaptando apps y código basados en la misma idea como el que ya hay en otros países, como el TraceTogether de Singapur, el COVID19CZ de la República Checa o el SafePaths del MIT en Estados Unidos.
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Aquí hay otros podcasts anteriores de Los Crononautas:
- S03E03: Imposible aburrirse con la biblioteca de Archive.org
- S03E02: Los problemas que suponen los satélites Starlink
- S03E01: Nueva temporada: historia, tecnología, cómics, filosofía…
Y en temporadas anteriores:
- Los Crononautas, fin de temporada 2 – cubos de Rubik
- Información personal y «robo de datos»
- Recuerdos accidentales y dispositivos digitales
- Ciudades como Washington D.C. y dispositivos rastreadores
- El comportamiento de la IA de Google Duplex
- La elusiva aleatoriedad y los algoritmos predecibles
- La ciencia y la tecnología en «2001: Una odisea del espacio»
- El desastre Facebook + Cambridge Analytica
- Grabación de películas de bajo presupuesto con un móvil