Por @Wicho

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Impresión artística del Meteosat MTG-S1 en órbita sobre la Tierra – ESA/Mlabspace

Esta pasada noche un Falcon 9 de SpaceX ha lanzado el segundo satélite meteorológico Meteosat de tercera generación (MTG-S1) junto con el primer instrumento Sentinel 4, que en unas semanas alcanzarán su posición final en órbita geoestacionaria a 36.000 kilómetros de altitud sobre el ecuador.

Aunque el MTG-S1 es el segundo Meteosat de tercera generación en ser lanzado es el primero de tipo S en ser lanzado. Su instrumento principal es el Infrared Sounder (IRS, Sonda infrarroja), del que viene la S de su nombre. Con él proporciona datos acerca de la humedad y temperatura de la atmósfera a distintas alturas sobre Europa cada 30 minutos.

Pero también lleva a bordo el espectrómetro UVN (ultravioleta, visible e infrarrojo cercano) de la misión Sentinel-4, que obtiene información acerca de la composición de la atmósfera sobre Europa y África cada hora y obtiene información acerca de aerosoles, ozono, dióxido de nitrógeno y dióxido de azufre. Complementa La las misiones Sentinel-5 y Sentinel-5P, que proporcionan observaciones desde sus órbitas polares.

Y es que los Meteosat de tercera generación son de dos tipos, los ya citados S y los de tipo I, que por su parte montan como instrumento principal el Flexible Combined Imager (FCI), que obtiene una imagen completa de nuestro planeta cada 10 minutos en 16 canales distintos en resolución estándar y cuatro más en alta resolución. Llevan también a bordo el Lightning Imager (LI), que es un detector de rayos compuesto por cuatro cámaras que permiten detectar tormentas 24/7. Las imágenes del FCI dan información acerca de las nubes y sus propiedades y las de la superficie de la tierra y el mar.

Cuando esté completa la constelación Meteosat de tercera generación (MTG) estará compuesta por seis satélites que operarán en dos grupos de tres. En cada grupo de tres habrá uno que obtenga imágenes –el del tipo I– y dos que obtengan datos de la atmósfera a distintas alturas, los de tipo S.

El primer MTG-I, el MTG-I1, fue lanzado el 13 de diciembre de 2022. Está planeado que haya tres de cada tipo en servicio.

Según Phil Evans, Director General de Eumetsat: «MTG-S1 proporcionará datos completamente nuevos que ayudarán a los especialistas de los Estados miembros de Eumetsat a detectar signos de inestabilidad atmosférica incluso antes de que comiencen a formarse nubes. Combinado con datos de los satélites de imágenes MTG, ofrecerá por primera vez una visión espacial del ciclo de vida completo de las tormentas convectivas. Esto proporcionará un apoyo fundamental a los servicios meteorológicos nacionales en el desempeño vital de su trabajo, ayudando a salvar vidas, reducir interrupciones y fortalecer la resiliencia.»

Las misiones Sentinel, por su parte, son los ojos en el espacio del programa Copérnico de la Unión Europea y uno de sus principales activos, ya que cada día proporcionan montones y montones de datos que son almacenados y puestos a disposición de quien quiera utilizarlos. Algunas son satélites independientes; otras, como Sentinel-4, son instrumentos que vuelan a bordo de otros satélites.

Este lanzamiento está rodeado de una cierta polémica, pues el principio el Meteosat MTG-S1 tenía que haber sido lanzado en un Ariane 6, pero en junio de 2024 Eumetsat anunció que lo había pasado a un Falcon 9, sin dar muchas explicaciones al respecto.

Aunque también es cierto que estaba previsto lanzar el MTG-S1 en un Ariane A64, la versión con cuatro propulsores de combustible sólido. Pero esa versión todavía no ha volado, así que habría que lanzarlo en un A62, la versión con dos propulsores. Y esto obligaría a utilizar las reservas de propelentes del satélite para colocarlo en su ubicación orbital definitiva, lo que acortaría su vida útil.

En cualquier caso la primera etapa del Falcon 9, la B1085, que volaba en su novena misión, aterrizó sin problemas en el espaciopuerto flotante Just Read The Instructions tras cumplir con su tarea, así que podrá volver a ser utilizada.

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Por @Wicho

Portada del libroYa se puede descargar Comunicando ciencia con ciencia, un libro que «que tiene el objetivo de facilitar formación y recursos útiles sobre las estrategias y los modelos que, basados en evidencias, mejor funcionan en la comunicación social de la ciencia y que son más efectivas a la hora de acercar la ciencia a la sociedad.»

Su público objetivo son investigadores y docentes, periodistas y divulgadores. Pero yo creo que le puede interesar a cualquier persona mínimamente preocupada por el papel de la ciencia en nuestras vidas; creo que puede dar herramientas útiles a la hora de intentar razonar con «cuñaos» y similares sobre estos temas.

Aunque reconozco que mi opinión puede no ser la más objetiva del mundo ya que soy una de las 36 personas que han contribuido a escribirlo. 36 personas porque cada capítulo está escrito a cuatro manos, dos de alguien con un perfil más académico y dos de alguien más metido en el día a día.

De todas formas como el libro es gratis lo único que pierdes si te lo descargas y no te gusta es un poco de tiempo. Así que anímate a echarle un ojo. O los dos.

Comunicando ciencia con ciencia es una iniciativa de la Fundación Lilly, en colaboración con la Asociación Española de Comunicación Científica (AEC2) y The Conversation España, y forma y completa una trilogía junto con Enseñando ciencia con ciencia e Informando de ciencia con ciencia.

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Por @Wicho

Esta pasada madrugada la cápsula de carga Progress MS-29 terminaba su misión con una reentrada controlada en la atmósfera sobre el Pacífico sur en la que tanto la cápsula como su carga resultaron incineradas. Llevaba a bordo materiales de desecho y otros ya no necesarios a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI).

Deja sitio a la Progress MS-31, cuyo lanzamiento está previsto para mañana mismo a última hora de la tarde.

La MS-29 había llegado a la EEI el 23 de noviembre de 2024 con tres toneladas de carga a bordo, que incluían comida, 869 kg de combustible, 420 kg de agua, 43 kg de nitrógeno, y otros suministros para la Estación y su tripulación.

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Por @Wicho

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La Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA ha localizado un nuevo cráter de 16 metros en la superficie de la Luna a 282 metros al sur y 236 al este del punto de aterrizaje previsto de la sonda en el que es de suponer que descansan sus restos – NASA

El pasado cinco de junio el aterrizador Resilience de la empresa japonesa ispace terminó estampado contra la superficie de la Luna durante su intento de aterrizaje. Tras analizar las posibles causas ispace ha llegado a la conclusión de que un fallo en el altímetro láser fue la causa del triste final de la misión. Aquí [PDF] se pueden ver las diapos usadas durante la presentación.

ispace ha insistido en que en este caso, y a diferencia del primer intento de alunizaje de la empresa, que también acabó con un aterrizador estampado contra la superficie de la Luna, el software de guiado funcionó a la perfección y que actuó como estaba previsto. Pero que la adquisición tardía de los datos de altitud impidió frenar a tiempo.

Más en concreto el problema estuvo en que aunque esperaban empezar a obtener medidas de altitud cuando el aterrizador estuviera a unos tres kilómetros sobre la superficie de la Luna esto en realidad no ocurrió hasta que estaba a algo menos de un kilómetro de altitud. A esas alturas el motor de Resilience no tenía suficiente potencia como para frenar a tiempo, lo que llevó a un impacto a entre 50 y 72 kilómetros por hora.

Toca ahora analizar las posibles causas del fallo del altímetro, que pueden ir desde una degradación de sus prestaciones tras cinco meses en el espacio a que la velocidad de descenso era demasiado rápida para las prestaciones del instrumento. Otras posibles causas son una menor reflectividad del a superficie de la Luna en la zona de aterrizaje o que era un láser de menor potencia que además incidía sobre la superficie con un ángulo menor que en la misión anterior.

Un comité externo se encargará de analizar lo sucedido, a la vez que ispace intentará, en colaboración con la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA), mejorar el hardware de su plataforma Hakuto-R de cara a posibles futuras misiones.

Pero eso probablemente implicará el uso de nuevos sensores de aterrizaje y hacer más pruebas y simulaciones antes del lanzamiento de la próxima misión, cuyo coste se estima que se verá aumentado en unos 900.000 euros.

El de Resilience fue el tercer intento de alunizaje en lo que va de año. El módulo BlueGhost M1 de Firefly Aerospace aterrizó sin problemas el dos de marzo para llevar a cabo su misión. Unos días después el aterrizador Athena de Intuitive Machines terminó tumbado de lado, lo que obligó a dar por terminada su misión en apenas una horas en lugar de en un par de semanas.

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